sábado, 12 de noviembre de 2011

Viva Las Vegas



Iba a ser muy difícil que el actual Gobierno de la Generalitat hiciera algo que me gustara, por dos razones básicas; la primera es que son nacionalistas y no me gusta la política basada en sentimientos, argumentada con la idea de nosotros y los otros y administrada por criterios patrióticos; la segunda es que yo soy de izquierdas. Sé que la afirmación queda antigua, pero es lo que soy; y CiU es de derechas, y más cuando gobiernan (cuando son oposición intentan disimular un poco para ganar simpatías): a veces y en algunos aspectos son tan de derechas que llegan a ser xenófobos, machistas y elitistas, y muy moralistas. Los bufones (peligrosos) más aparatosos de esa ideología, en estos momentos, son Duran i Lleida i el conseller Ruiz, pero hay un movimiento más discreto y no menos peligroso.

Nos contaron nosequé del gobierno de los mejores, de una sociedad basada en la excelencia y nos bombardearon con la milonga del estudio, el esfuerzo y la enjundia intelectual, que se había acabado la sociedad del ladrillo y la especulación nos dijeron. ¡JA! Por si el plan Bolonia no fuera a convertir la universidad en una fábrica de secretarias, dependientes, teleoperadores y curritos varios (en una palabra, aunque sea antigua, proletarios) con un baño de culturilla (los graduados), por un lado,  y, por otro, un coto de caza selecto (los posgraduados y masterizados); y por si no fuera suficiente vender playas, sangría, afterhours y croquetas congeladas refritas para que venga toda Europa a emborracharse, ahora a alguien (alguien con poder) se le ha ocurrido una idea brillante para revitalizar la economía catalana y que volvamos a ser una sociedad admirada por el mundo.

El brillante plan es un «macrocomplejo de ocio» tipo Las Vegas. La pena es que los cerebros que velan por el desarrollo de Cataluña no son los únicos que aspiran a conseguir semejante don del cielo. La Comunidad de Madrid dice que ellos ya lo tienen apalabrado; lo están tramando, por lo visto, Esperanza Aguirre y Miguel Sebastián, así que el asunto sobrepasa las ideologías (y, desde luego, las ideas).  Así que estamos de enhorabuena: pelotazo urbanístico, el Pepe Isbert de turno saludando a los americanos desde el balcón, promoción del derroche, homogenización (aborregamiento ) de gustos y comportamientos, hordas en peregrinación al templo de la horterada y mogollón de puestos de trabajo con el solo requisito de saber poco, pensar menos y estar callado. La excelencia, la cultura, la investigación y el desarrollo las dan los casinos, hoteles, tiendas, restaurantes y campos de golf, y nosotros sin saberlo.

El ideal de todo facha político y económico: una población de mastuerzos. Pobres diablos que se deslomen a currar para gastarse la pasta a partir de las seis y en los fines de semana en ese eufemismo que se llama ocio-y-cultura y que antes se denominaba pan-y-circo. Sí, me quejo de todo, a pesar de que, como me ha hecho ver un amigo, el proyecto nos ofrece una ventaja estupenda: ya no habrá que ir a Las Vegas para casarse disfrazo de Elvis.

PS: Sí, ya sé que esta entrada me ha quedado un poco marxista; ¿y qué? Estoy harta de fachas y reaccionarios.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

La amargura



Handala es el dibujo de un niño, cuyo creador, Nayi_al-Alisiempre representó de espaldas, sin cara y mudo, como el mundo ve a Palestina. Hasta el nombre es simbólico; handala es el nombre árabe de la tuera (o coloquíntida), una planta propia del desierto cuyos frutos son tan amargos que, dicen los beduinos, ni los camellos muertos de hambre y sed se comen. Y por esas características, en la poesía preislámica árabe la tuera es una metáfora de la amargura por el abandono y la desolación por la soledad.

Ahora resulta que el reconocimiento por parte de la Unesco de Palestina es suficiente para que EE. UU. deje de pagar su cuota a ese organismo internacional y para que  Israel construya nuevos asentamientos de colonos. Que Israel se haya pasado por el forro todas las resoluciones de la ONU no da ni para un tirón de orejas (de embargos y sanciones ya ni hablamos). Claro, pertenecer a la Unesco es más criminal y cruel que las detenciones arbitrarias, las torturas en las cárceles israelíes, arrasar los cultivos, arrancar los olivos y echar a la gente de su casa. Tiene bastante lógica que ante las respuestas al intento de Abbas de obtener el reconocimiento internacional, los palestinos crean que Hamás es más eficaz.

El niño Handala o la calabaza de la tuera podrían estar en medio de la bandera Palestina. No hay nada que represente mejor a los palestinos que la amargura.

PS: Los órganos de gobierno de la Unesco votan (según procedimientos acordados por todos sus miembros) e Israel, como no le gusta el resultado, suspende la entrega a la Autoridad Nacional Palestina de los impuestos que recauda en su nombre, tal como se acordó en la conferencia de Oslo; o sea, que además, son unos ladrones. Shylock parece el ejemplar más noble del pueblo judío.