lunes, 12 de diciembre de 2011

Dignidad


Maruja Ruiz Martos es una mujer como tantas, de un barrio obrero (sí, ya sé que queda antiguo), que las pasó canutas y por eso se metió en la lucha vecinal; y cuando empezó a irle un poco mejor, siguió en la lucha, porque de lo que se trataba era de que a todos les fuera mejor. Por eso, a pesar del orgullo de verse reconocida, cuando el Ayuntamiento de Barcelona le dio la medalla de honor de Barcelona, Maruja pensó muy bien qué hacer y cómo hacerlo. Y lo hizo: Se plantó en la ceremonia y rechazó la medalla.


La cara y la pose del alcalde Trias es la viva imagen de la torpeza y la desvergüenza, que quedarían un poco disimulada si no tuviera al lado a Maruja. Ella, una vez que hizo saber que no podía aceptar una condecoración de un Gobierno que recorta, precisamente, aquello que ella ha intentado conseguir toda la vida, evitó por segunda vez que le pusieran la medalla y se fue con sus vecinos, elegante, digna, grandiosa.

Maruja no fue  al a escuela, y por eso ha dicho en una entrevista: «Si nuestros hijos no pueden educarse y nuestros enfermos no pueden curarse ¿qué nos queda a los pobres? Cada palabra que pronuncia esta mujer es una lección, y, por lo visto, cada gesto y cada acción, también. Aquí hay diez minutos impagables de emoción y épica a cargo de Maruja la de Nou Barris. 
Si esta entrevista empieza a formar parte de currículum evaluable en las escuelas y universidades, quizá algún día Goldman, Sachs, Moody, Standard, Poors y unas docenas más de gentuza indecente (entre la que hay banqueros, negociantes, políticos y mercenarios sociales) tengan que esconderse y decir en voz muy baja a qué se dedican, como los leprosos morales que son.  

sábado, 12 de noviembre de 2011

Viva Las Vegas



Iba a ser muy difícil que el actual Gobierno de la Generalitat hiciera algo que me gustara, por dos razones básicas; la primera es que son nacionalistas y no me gusta la política basada en sentimientos, argumentada con la idea de nosotros y los otros y administrada por criterios patrióticos; la segunda es que yo soy de izquierdas. Sé que la afirmación queda antigua, pero es lo que soy; y CiU es de derechas, y más cuando gobiernan (cuando son oposición intentan disimular un poco para ganar simpatías): a veces y en algunos aspectos son tan de derechas que llegan a ser xenófobos, machistas y elitistas, y muy moralistas. Los bufones (peligrosos) más aparatosos de esa ideología, en estos momentos, son Duran i Lleida i el conseller Ruiz, pero hay un movimiento más discreto y no menos peligroso.

Nos contaron nosequé del gobierno de los mejores, de una sociedad basada en la excelencia y nos bombardearon con la milonga del estudio, el esfuerzo y la enjundia intelectual, que se había acabado la sociedad del ladrillo y la especulación nos dijeron. ¡JA! Por si el plan Bolonia no fuera a convertir la universidad en una fábrica de secretarias, dependientes, teleoperadores y curritos varios (en una palabra, aunque sea antigua, proletarios) con un baño de culturilla (los graduados), por un lado,  y, por otro, un coto de caza selecto (los posgraduados y masterizados); y por si no fuera suficiente vender playas, sangría, afterhours y croquetas congeladas refritas para que venga toda Europa a emborracharse, ahora a alguien (alguien con poder) se le ha ocurrido una idea brillante para revitalizar la economía catalana y que volvamos a ser una sociedad admirada por el mundo.

El brillante plan es un «macrocomplejo de ocio» tipo Las Vegas. La pena es que los cerebros que velan por el desarrollo de Cataluña no son los únicos que aspiran a conseguir semejante don del cielo. La Comunidad de Madrid dice que ellos ya lo tienen apalabrado; lo están tramando, por lo visto, Esperanza Aguirre y Miguel Sebastián, así que el asunto sobrepasa las ideologías (y, desde luego, las ideas).  Así que estamos de enhorabuena: pelotazo urbanístico, el Pepe Isbert de turno saludando a los americanos desde el balcón, promoción del derroche, homogenización (aborregamiento ) de gustos y comportamientos, hordas en peregrinación al templo de la horterada y mogollón de puestos de trabajo con el solo requisito de saber poco, pensar menos y estar callado. La excelencia, la cultura, la investigación y el desarrollo las dan los casinos, hoteles, tiendas, restaurantes y campos de golf, y nosotros sin saberlo.

El ideal de todo facha político y económico: una población de mastuerzos. Pobres diablos que se deslomen a currar para gastarse la pasta a partir de las seis y en los fines de semana en ese eufemismo que se llama ocio-y-cultura y que antes se denominaba pan-y-circo. Sí, me quejo de todo, a pesar de que, como me ha hecho ver un amigo, el proyecto nos ofrece una ventaja estupenda: ya no habrá que ir a Las Vegas para casarse disfrazo de Elvis.

PS: Sí, ya sé que esta entrada me ha quedado un poco marxista; ¿y qué? Estoy harta de fachas y reaccionarios.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

La amargura



Handala es el dibujo de un niño, cuyo creador, Nayi_al-Alisiempre representó de espaldas, sin cara y mudo, como el mundo ve a Palestina. Hasta el nombre es simbólico; handala es el nombre árabe de la tuera (o coloquíntida), una planta propia del desierto cuyos frutos son tan amargos que, dicen los beduinos, ni los camellos muertos de hambre y sed se comen. Y por esas características, en la poesía preislámica árabe la tuera es una metáfora de la amargura por el abandono y la desolación por la soledad.

Ahora resulta que el reconocimiento por parte de la Unesco de Palestina es suficiente para que EE. UU. deje de pagar su cuota a ese organismo internacional y para que  Israel construya nuevos asentamientos de colonos. Que Israel se haya pasado por el forro todas las resoluciones de la ONU no da ni para un tirón de orejas (de embargos y sanciones ya ni hablamos). Claro, pertenecer a la Unesco es más criminal y cruel que las detenciones arbitrarias, las torturas en las cárceles israelíes, arrasar los cultivos, arrancar los olivos y echar a la gente de su casa. Tiene bastante lógica que ante las respuestas al intento de Abbas de obtener el reconocimiento internacional, los palestinos crean que Hamás es más eficaz.

El niño Handala o la calabaza de la tuera podrían estar en medio de la bandera Palestina. No hay nada que represente mejor a los palestinos que la amargura.

PS: Los órganos de gobierno de la Unesco votan (según procedimientos acordados por todos sus miembros) e Israel, como no le gusta el resultado, suspende la entrega a la Autoridad Nacional Palestina de los impuestos que recauda en su nombre, tal como se acordó en la conferencia de Oslo; o sea, que además, son unos ladrones. Shylock parece el ejemplar más noble del pueblo judío. 

lunes, 17 de octubre de 2011

El hambre de los pobres


Una de las pancartas de la manifestación del 15-O en Barcelona decía "Todo que ganar. Nada que perder". Y no es cierto. Al acabar fui atravesando el centro de la ciudad y era casi más difícil atravesar las calles comerciales que la manifestación. Masas encandiladas en las tiendas, jóvenes, sobre todo, comprando cosas que no necesitan a un precio muy superior a su valor; y ya Machado dijo lo que había que decir de quien confunde ambas cosas.

Aún tenemos mucho más que perder.  El mapa de los lugares donde hubo manifestaciones ayer lo ilustra. Parece ser que fueron 951 ciudades en 82 países. Ahí, donde no hay puntos rojos (África y Asia, sobre todo) es donde tienen mucho más que ganar que que perder; porque para perder tienen poco, ni la vida, que se les escapa cada segundo. No es que pasen hambre; es que el hambre es su vida (mil millones de personas se van a dormir todos los días con hambre). Hace tiempo que no vivimos de otra cosa más que del hambre de los pobres, solo que los pobres ahora somos nosotros. ¿O no? Cuando el mundo estaba a nuestros pies el sistema no nos parecía tan malo, y no queríamos enterarnos de que vivíamos del hambre de los pobres, y así seguimos. Pero la culpa siempre es de los demás, nunca de nuestra codicia. 
Bien está manifestarse, pero hemos salido tarde. Teníamos que habernos echado a la calle cuando todavía atábamos los perros con longanizas, y no cuando nos hemos comido la longaniza, los perros están muertos o vagan sin saber a dónde ir y la cuerda ya solo sirve para ahorcarse. 
PS: No me gustan lemas como "que no nos representan" (a ti quizá no, pero a otras personas, sí) ni ideas como esa de que "los políticos no sirven para nada y tendrían que irse todos a su casa". Eso ya lo hemos vivido y era bastante peor. Cuidado con lo que pedimos.


domingo, 2 de octubre de 2011

Me siento ciudadano antes que mujer


Honor y gloria a Clara Campoamor y el resto de las mujeres que nos hicieron la vida un poco más fácil y mejor, también a lo hombres. Ochenta años después, a veces parece que fue anteayer. Gracias sufragistas.


domingo, 25 de septiembre de 2011

Gusanos silenciosos



De todos los daños que puede causarte alguien cercano el peor es la mentira. Un día se te mueren y te encuentras con el cadáver de alguien que no conoces aunque pertenezca a un muerto conocido. Y ya no hay nada que hacer. Durante años has hablado de esto y lo otro, y resulta que le importaban asuntos de los que no tenías ni idea, personas que ni sabías que existieran, diversiones que ni sospechabas. Te han hecho creer que sus obsesiones eran unas, y eso solo eran los cortinones que ocultaban otros sentimientos. Y todo por no hablar, por no decir, por creer que algo está mal y seguir con ello y ser tan cobarde de no defender que cada cual puede hacer de su capa un sayo y de su vida un rato menos doloroso.
Se miente, se calla y se oculta por vergüenza o por miedo; por cobardía, siempre. Hipócritas que creen que lo que hacen está mal y en vez de no hacerlo, se esconden. Humillan a quien los acompaña en los dos lados de su existencia, porque todos parecen ser indignos de saber la verdad de la otra cara de su vida. Mentiras. Y si había una, ¿por qué no cien? Se van, con ellas; y ya no hay preguntas posibles. Esas que hubieras hecho. Todas las que no te hicieron. Ya está. Ahí te quedas y arréglatelas como puedas con las mentiras. 


sábado, 9 de julio de 2011

Indignidad, sin más


Para los habitantes de los países sudamericanos, y muchos africanos y asiáticos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) resulta una de las instituciones más crueles y déspotas que el Primer Mundo haya inventado; porque, junto con el Banco Mundial, se dedica a empobrecer a la gente para reflotar la economía de los países. Dicen que una vez se le ocurrió a alguien en el FMI proponer que se repartiera la riqueza en un Estado en bancarrota; sus compañeros llamaron a una ambulancia y, de vez en cuando, alguien lo visita en el hospital psiquiátrico donde lo internaron.  
Chirstine Lagarde pasa a ejercer el lugar de una persona inmoral (DSK) para intentar darle un aire ético a la institución y al cargo. Parece ser que es un esfuerzo tremendo comprometerse a cumplir con “los más altos estándares de conducta ética”, así que por ese concepto, le suben el suelo el 11 %, y se pone en un sueldo de 323.234  anuales (iba a escribir «unos 300.000» pero me he dado cuenta de que con el pico hay mucha gente que vive, e incluso bien).
Me temo que la ética según el FMI consista en que Lagarde no puede retozar con un mulato macizorro en una playa tropical. No importa porque, amén de otros complementos, por si no le llega para las necesidades del cargo, le dan unos 5.000  para gastos (se te hace una carrera en las medias antes de entrar a una reunión y te compras unas en los chinos, has olvidado recargar el del móvil y le pones 5 en un cíber…); pues con ese suplemento puede contratar a quien sea, pero que sea de postín, profesional y muy discreto; nada de levantarle la falda ni bajarle los pantalones por los pasillos a un empleado de hotel, encima inmigrante. Y alto estándar ético cumplido. Porque hay otras maneras de joder a un africano (al continente entero, de hecho), y el FMI las conoce todas y bien. Está pasando, ahora mismo.
Es más que probable que en el FMI la ética no tenga nada que ver con vivir con cierta austeridad y tener algo de empatía con los condenados de la Tierra. El FMI se ocupa, entre otras cosas de reequilibrar la economía de los países y echar una mano en situaciones críticas (resumen de la verborrea de la página oficial), pero lo que se gastan en funcionamiento interno no está para echar una mano. El cuerno de África vuelve a pasar por una situación de hambruna y los campos de refugiados se desbordan de miseria y necesidad, justo ahora que por aquí arriba tampoco nos va nada bien y puestos a recortar, lo primero son los de casa y la caridad, si eso ya la atenderemos con lo que nos sobre.
Sí, todo es muy obvio; y quizá me ha quedado demagógico, ¿y qué? La rabia y el dolor me impiden razonar bien.

domingo, 12 de junio de 2011

Indignidad consorte


Sin empacho ni dudas éticas, en el caso de Dominique Strauss-Kahn me salto la presunción de inocencia. El director del Fondo Monetario Internacional (no un mindundi con aspiraciones de delincuente al menudeo) salió corriendo del hotel, dejándose pertenencias y sin pagar, se fue directamente al aeropuerto e intento largarse lo antes posible y sin llamar la atención a un continente donde no lo fueran a perseguir por lo que quizá no hizo. Cuando lo trincaron, dijo que él no había hecho nada de nada; y al darse cuenta  de que lo habían pillado con el carrito del helado (el ADN y esas zarandajas que hacen bueno el refrán ese de que antes se coge a un mentiroso que a un cojo) rectificó y aseguró que hacer sí que había hecho pero porque le habían dejado y con gusto mutuo. Así que igual no hizo lo que dicen que hizo, pero tiene toda la pinta de que hizo eso y ha ido haciendo mucho más.



Así que lo juzgo y condeno: asqueroso, hipócrita, canalla, prepotente y una docena más de adjetivos que hacen que no me sorprenda su capacidad de entrar al juzgado con la cabeza alta y sin que los abucheos le hagan sentir ni vergüenza ni arrepentimiento. Pero quien me sorprende es su mujer. Esa que entra a su lado, cogida de su brazo, elegante y sobria, pero también un punto soberbia y arrogante. Sabe lo que sabemos todos y, seguro, mucho más y peor; y es, después de la trabajadora del hotel acosada, la  persona más humillada por DSK. Una mujer culta y formada, capaz de ganarse la vida, inteligente y bien situada; entonces, ¿por qué está ahí?  ¿A qué viene esa afección incondicional? ¿Cómo no le da asco cogerse de ese brazo? ¿Puede tener tanto que perder que le compense no conservar la más mínima dignidad? ¿Qué puede sacar de ese lodazal para hacer ese paseíllo sin morirse de vergüenza? 


PS. Varias semanas más tarde. Dicen que hay inconsistencias en el testimonio de la mujer que denunció a DSK; y que había mentido en otras ocasiones; y que está relacionada con traficantes de drogas que están en prisión. Todo eso no implicaría que no sea plausible que DSK la acosara. Si se trata de juzgar a partir de hechos anteriores, el fulano tiene también su historial de acosos. Y si las inconsistencias y las mentiras desacreditan, a ver hacia donde lleva que el fulano se escapara corriendo del hotel y que intentara no ser retenido invocando una inmunidad diplomática que no tenía; por no hablar de que dijo que no toco a nadie y luego que sí pero que fue consentido. Así que si es inocente de violación, que lo absuelvan, y yo reconozco mi error (como si tuviera alguna importancia lo que yo opine), pero no dejara de rodearlo la sospecha de que ante la justicia (sobre todo en EE. UU.) el poderoso siempre tiene ventaja.



Ahora dicen que en Francia lo esperan como agua de mayo. Si este individuo (con su historial de relación con las mujeres y con su ostentación y derroche), es la esperanza del socialismo francés, los franceses se merecen unos cuantos años más de Sarkozy.

sábado, 14 de mayo de 2011

Imágenes familiares



Estoy harta de oír frases que empiezan con un  «En esos países…» o «Esa gente…», que se refieren, intuyo porque nadie me lo explica bien y claro, a los árabes, o a los musulmanes, o a los que son ambas cosas. Cuando no sabes nada de los otros te fijas en lo que te parece diferente: que si esa religión tan machista (como si hubiera alguna religión que no lo fuera), que si ese idioma tan difícil (como si conjugar y usar el subjuntivo en castellano fuera fácil), que si las mujeres no pueden salir solas de casa, que si se visten raro, que si las calles están tan sucias y que si comen cosas extrañas.

Y luego resulta que hacen una revolución sin avisar, rápido y sin mucha sangre. Porque, al final, quieren lo de todos: un poco de libertad, alguna opción de ganarse la vida y cierta alegría de vez en cuando. Eso ha pasado en Túnez, donde una tarde cualquiera, a la salida de un instituto cualquiera, se ve y se oye la misma tontería adolescente de cualquier ciudad del mundo. Andan con el móvil, tontean los chicos con las chicas y viceversa, todos se visten igual y quieren una moto, y no ven el momento de volver a casa, donde les esperan para cenar un plato de acelgas, una ensalada de tomate y pepino y algo de pescado. Al menos en Sfax, un día cualquiera de abril.


sábado, 7 de mayo de 2011

Zarandajas éticas


He debido de perderme algún momento histórico; uno en el que la humanidad ha decidido que aquellas puñeteras leyes y acuerdos redactados tras el horror de la Segunda Guerra Mundial para intentar que el horror fuera un poco menos cruel. Y ahora resulta que la caza y captura, el asesinato extrajudicial y sumario, y la eliminación del cadáver del ejecutado son actos políticos bendecidos por representantes democráticos de los ciudadanos de unos cuantos países. Es más, le damos vueltas a si ha sido una ilegalidad (la inmoralidad más vale que ni la pronunciemos) o un acto de guerra; mira con qué burdo tirabuzón lingüístico dejamos en orden la vida y la muerte. Y los gobiernos asienten y los ciudadanos se inmutan poco y el Tribunal Penal Internacional silba.

Eso era solo el final. Para llegar al momento culminante de la acción salvadora, se ha utilizado la tortura, esa bajeza de la que habíamos renegado y habíamos aborrecido. Y ahora no solo parece bien sino que se presume de su eficacia. Luego condecoran al escuadrón que voló en la noche, asaltó la casa de un sospechoso en Pakistán, lo mató y arrojo su cuerpo al mar; escuela pinochetista con última tecnología. A partir de ahora, nada impide que a cualquier sospechoso de un crimen muy horrible nos lo quitemos de en medio cuanto más rápido mejor. Espero que haya un listo que defina sospechosohorriblemuy y rápido. Incluso, poniéndonos cínicos, que se atrevan con útil.

Funcionábamos con unas normas (convicciones para algunos) que dificultan la lucha contra los malos pero que nos hacían mejores. ¿Y ahora? 


domingo, 27 de marzo de 2011

Cerebros (lipo)succionados


Una tarde noche de viernes. Una pareja en la treintena. Él camina a zancadas largas un poco por delante  y va dice: “Corre, que llegamos tarde”. Ella, detrás, responde “pues yo no puedo ir más deprisa”, mientras camina con pasos cortos, casi a saltitos, en un equilibrio muy inestable que pone de manifiesto que la muchacha tiene unos tobillos y unas rodillas de acero.

Es una imagen común. Hombres con camisa o camiseta, vaqueros, chupa o americana, deportivas, todo normal y cómodo. A su lado, mujeres con zapatos de tacón altísimo, anticipo de inevitables juanetes; faldas que dificultan el paso, vestidos de tirantes en invierno, la uñas, la cara y el pelo denotan horas de la vida dedicadas a ser más algo que los demás; o en muchos casos, los ahorros o un crédito consagrados a poner trozos de carne que no tenía o a quitar otros que creía sobrantes.

Este vídeo (en Periodismo Humano) analiza el papel del cuerpo femenino en la televisión italiana. Me temo que la estupidez no esté tan limitada. Esa berlusconización de la mujer ha trascendido la televisión y las fronteras italianas. Da lo mismo si es un programa de humor, un concurso o una tertulia, y es igual si salen al cine y a comerse una hamburguesa o si se trata de una fiesta de famosos; el aspecto de las mujeres se parece cada vez más a esa estética de puticlub: que se marquen ojos felinos, que brillen los labios carnosos, que aparezca el borde de los senos por el escote, que el pelo se agite, que el culo quede respingón, que los muslos se marquen… y ellos con camiseta y zapatillas, tan cómodos.

PS: El asunto lo remata la diferente consideración de la edad en ellos y ellas; aunque encalabrina, de tan obvio que es, aburre.

lunes, 21 de marzo de 2011

Egipcios - y 4-



De todos esos egipcios históricos he ido acordándome a medida que se sucedían hechos  asombrosos (he visto cosas que vosotros no creeríais). Pero hay dos personas de volvían a mi memoria una y otra vez.

Farid  debe de tener alrededor de 45 años, y quizá algún hijo más del que tenía cuando lo conocí. Profesor de árabe, uno de esos egipcios orgullosos de su pasado, del remoto y del cercano, discutidor, de los que heredaron del periodo del renacimiento árabe (el primero, la nahda, porque quizá este sea el segundo) la pasión por opinar y conocer las opiniones de los demás, y la devoción por la prensa y los intelectuales, y el dolor de no ser lo que podrían ser. En la clase de lengua de los medios de comunicación se soltaba y se divertía. El primer día de clase nos hizo entender que Mubarak era un tirano y su hijo Gamal, un sinvergüenza. Ese día yo aprendí dos palabras nuevas: nacionalización y orgullo; y nos dio para trabajar un artículo del periódico de la oposición que hablaba de un preso preventivo acusado de injurias al presidente. Empezaba a opinar sobre cualquier cosa y cuando quería indicar que lo siguiente no se podía decir se ponía las manos cruzadas sobre la boca y hacía como el que se empeña sin éxito en abrir la boca. Otras veces dejaba una frase a medias y se pasaba el índice por el cuello,  con ese gesto que todo el mundo entiende como una ejecución. Y así, entre risas y gestos, nos contaba la historia de Egipto y diseccionaba los intríngulis políticos. Debe de estar feliz.

El otro es Zakaria Ibrahim. No sé si es el fundador, pero desde luego, sí el ideólogo de at-tanbura. Tocaban (tocan) los miércoles por la noche en un café de Port Said (en realidad, en  Port Fuad que es la parte de la ciudad que queda al otro lado del canal de Suez). A lo largo de, al menos, tres horas iban subiendo y bajando hombres al escenario. Se añadían a una canción o empezaban una nueva, a cantar o a bailar. Se reían, hacia bromas, entre ellos y con un público en el que todos se conocían y coreaban las canciones. Zakariya me contó que en origen el grupo salía de los trabajadores del canal, de aquellos que tuvieron el orgullo de estar en el tajo cuando se nacionalizó (otra vez las dos palabras: orgullo y nacionalización) y que la mayoría de las canciones hablaban de eso, de resistencia, de lucha, de dignidad, del opresor, de libertad. No sé si habrán vivido estos dos meses con la amargura del que ve vencida su revolución, con la  ilusión del que nunca deja de ser revolucionario o con la indiferencia del que ya ha visto el mundo patas arriba una vez.


Los egipcios parecen tener mucha prisa para cerrar etapas (quizá algunos quieren coger el control antes de que los demás se organicen). Hoy han votado en referéndum algunos cambios en la Constitución. La propuesta de la junta militar y de los Hermanos Musulmanes ha obtenido más del 70 % de los votos; y la propuesta es de unos cambios mínimos que da la posibilidad de que esos dos grupos mantengan todo el control. No parece un buen principio, y tampoco es cosa de organizar una revolución cada año. Sin embargo, cuando hace unos meses mucha gente solo iba a votar previo cobro de una cantidad que variaba según el barrio donde tocara votar, hoy los egipcios han ido a votar en masa y han hecho colas ordenadas y tranquilas; a la vista de eso, las naves en llamas más allá de Orión y los rayos C brillando en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäusser son una fruslería.

PS: Los partidarios del no querían una Constitución completamente nueva, que hubiera un gobierno de transición, para que el proceso no se produjera bajo el mando de la junta militar y que se dejara pasar algo de tiempo para que se organizaran los partidos políticos y pudieran dar a conocer sus propuestas. Las reformas aprobadas establecen que ni un cristiano ni una mujer pueden ser presidentes del país y mantiene que la sharíaa es la fuente de la legislación.

sábado, 12 de marzo de 2011

La efímera actualidad


Hasta ayer para todos los periódicos, televisiones, periodistas free-lance, blogueros y twitteros no había más noticia que Libia. Pero va y se produce un terremoto en Japón. En ese preciso instante en Ras Lanuf debieron de sentarse a beber un té Gaddafi y los resistentes libios; es probable que entonaran cantos fraternos, porque si no, no se entiende (yo no lo entiendo) que Libia ya no sea noticia, que no salga en las primeras planas que la inútil Unión Europea haya vuelto a adoptar una posición miserable y que ya no veamos ni oigamos conexiones con los corresponsales que intentan ser testigos de  la ignominia en Libia.

Un terremoto provoca destrucción y dolor. Y todo el mundo ofrece su ayuda (al menos de momento y con la impresión del momento, porque ahí está Haití: ni más ni menos, como antes). Pero un terremoto es un accidente (DRAE: Suceso eventual o acción de que involuntariamente resulta daño para las personas o las cosas); ni se puede evitar ni se puede modificar ni es injusto. La tiranía y la guerra, sí. Dejar de hablar y, sobre todo, de actuar, sobre el crimen de Gaddafi, nos convierte en complices necesarios. Pero tantos días hablando de lo mismo nos aburre, ya no es emocionante como aquello de la plaza, ¿te acuerdas? Sí, hombre, en un país de esos, Marruecos o Túnez; no calla, que estaba el museo ese de los faraones.

En Libia siguen muriendo y sufriendo. En Yemen también tienen un campamento, contra el que ayer cargó la policía con gases, porras y fuego real. Llevan casi un mes en Sanaa intentando echar a otro tirano, además de una guerra civil larvada en el norte y otra en el sur. En Bahrein, siguen dale que te pego empeñados en protestar. En Marruecos no se conforman con lo que ha ofrecido el rey. En Arabia Saudí, a la que se les ha ocurrido rechistar les han dado sopas con honda. En Argelia la oposición intenta organizarse y, cada vez que salen a la calle, Bouteflika se encarga de que haya más policías manifestantes. En Túnez siguen intentando cambiar el país, ni más sin menos. Y en Egipto casi ni han empezado, pero, eso sí, ya se pueden hacer cruceros por el Nilo.

Estos árabes… ya no nos dan esas imágenes tan emotivas de la gente en la calle, ya no nos sobresaltan con sus muertos y heridos, ya no nos dejan que les tengamos lástima. Pero ha habido un terremoto en Japón, menudo festín para el periodismo. 

PS: Justo es reconocer el contundente editorial de hoy de El País.

domingo, 6 de marzo de 2011

Egipcios -3-



Qásim Amín  (1865-1908) bebió de las fuentes de Abduh (y de al-Afgani, un personaje controvertido al que algunos consideran un intelectual y abnegado luchador, mientras que otros lo tienen por un cantamañanas y ególatra impostor). La particularidad de Amín es que se empapa no solo de positivismo (eso lo hacen muchos) sino, también, de darwinismo; eso lo lleva ―en un peligroso y poco acertado ejercicio de sociobiología avant la lettre― a interpretar la decadencia de las sociedades islámicas como el resultado de la selección natural. Opina que en la lucha por la supervivencia la ignorancia conduce a la inferioridad y sitúa el principio de esa ignorancia en la familia, en la que, dice, imperan relaciones de tiranía; y para revertir tal situación, hay que cambiar el núcleo, que es, a la vez, el elemento más débil: la mujer. La solución la resume en educación y consideración social. Habla de que la mujer debe salir del aislamiento del hogar y que debe vestir sin velo. Y todo eso lo escribe alrededor de 1900 y en Egipto (en dos libros, aquí reducidos a tres frases). No recibe aplausos, pero tampoco lo obligan a callarse, y eso es una medida del aire que se respira. Se ha imbuido de positivismo y cree que la mejor sociedad es la que se basa en el conocimiento y en la ciencia. No deja de ser musulmán, pero, como otros intelectuales liberales, tiene como objetivo paragonar la sociedad egipcia con las europeas. Hoy lo tacharían de traidor a la patria y de neocolonialista.

En ese grupo está también Lutfi as-Sáyyid (1872-1963), menos radical y más nacionalista que Amín; cree que lo que sea Egipto lo será por su historia y no por la religión que predomine en su sociedad. También tiene más carga política. El poder crea sujetos sin derechos, y el despotismo de los poderosos alimenta el servilismo de los ciudadanos y su sumisión mental: ese es el problema (eso podría ser la formulación intelectual de una expresión de uso corriente, al menos hasta ahora, en Egipto: ma aaleish; algo así como ‘no importa’ o ‘da lo mismo’). Y habla de fortaleza, confianza en sí mismos e independencia de espíritu. Las autocracias y los sentimientos no generan naciones fuertes, dice; así que la ley debe basarse en el acuerdo, y la unidad, en los intereses comunes. Pero para él, Europa no es el único modelo. Egipto tiene un pasado milenario y glorioso; esos elementos culturales y el territorio es lo que da cohesión, sin necesidad de apelar a la religión. La educación proporcionará libertad; y en concreto, la educación y la liberación de la mujer darán bienestar a la nación. Incluso si lo dijera hoy parecería revolucionario.

Ali Abd ar-Ráziq (1888-1966), de formación y carrera clásicas, era juez islámico y ulema de al-Azhar, si bien es cierto que creció en un ambiente liberal y racionalista. De hecho, estudió en Oxford, y estuvo relacionado con Abduh y con  Lutfi as-Sáyyid. En 1925, escribe un libro titulado El islam y los fundamentos del poder (trad. J. A. Pacheco. Universidad de Granada, 2007) en el que afirma que el califa no es un jefe político, por lo que si la comunidad hallara una forma de gobierno que le sea más conveniente que el califato, habría que adoptarla para defender mejor la ley de Dios. Su tesis es que el islam no obliga a tener un sistema político ni de gobierno determinados, sino que, por el contrario, da libertad para que una sociedad organice su Estado según las condiciones y las demandas sociales y económicas con las que  se encuentre en cada momento. Dicho en términos actuales, está defendiendo el laicismo de las sociedades islámicas. No hay herejía en la libertad ni contaminación colonialista en la democracia; pueden decidir cómo quieren gobernarse. El Consejo Supremo de Ulemas de al-Azhar intervino de oficio y lo inhabilitaron como ulema y como juez. Lo acusaron de radical; muy al contrario, seguía, y de manera ortodoxa, la tradición islámica de opinión y argumentación, pero las ejerció con cuatro elementos en contra. Sus iguales, los ulemas (ignorantes y miedosos); su sociedad (mucho tiempo en la pobreza y el subdesarrollo); los otros políticos liberales (ven que pueden hacerse con el espacio político que deje); y Europa, donde quien conoce el libro, lo desprecia (por intentar mantener privilegios ya insalvables se pierden oportunidades futuras; los últimos treinta años son un ejemplo).

Abd ar-Raziq es, quizá, el último intelectual que escribe con libertad (y lo pagó caro : paso el resto de su vida de chupatintas en ministerios, condenado al ostracismo). Luego llegaron nacionalistas como Saad Zaglul, sectarios pseudoreformistas como Rachid Ridà y Hassan el-Bannà, y una revolución, la de los Oficiales Libres, demasiado populista y preocupada por ese quitate tú pa’ponerme yo que tanto les gusta a muchos militares como para atender a esos tres factores que tanto habían repetido quienes reflexionaron en cómo construir un Egipto moderno: la educación, la mujer y (cierto) laicismo.

domingo, 20 de febrero de 2011

Egipcios -2-


Mohammad Abduh (1849-1905) debió de ser un tipo excepcional, en sentido literal. Estudió en Dar al-Ulum y llegó a ser Gran Muftí de Egipto y a formar parte del Consejo Recto de al-Azhar (que adaptado al tiempo, al espacio y a las claves occidentales viene a ser como abogado por Harvard y jurista en el Tribunal Supremo y en la Corte Internacional de La Haya). Desde muy joven escribe sobre asuntos religiosos, pero con la inquietud de relacionar religión y sociedad, de modernizar Egipto y de dar a la comunidad araboislámica una unidad que ayude a salir del letargo y del anquilosamiento. Por ahí le pilla la revuelta de Orabi y lo mandan al exilio. Aprovecha esa temporada para ir dándole vueltas al asunto del libre albedrío, el origen del Corán y otras zarandajas teológicas y filosóficas (en términos islámicos, el kalam) y andar por París. Ya se había leído a Tahtawi y algo le ha quedado de todo eso de que la ley está por encima del gobernante, que la libertad está anclada en el corazón del hombre y que las ciencias son útiles. Es partidario de Avicena, Averroes y Aristóteles; es lo que tenía la formación en ciencias islámicas, que partía de que para refutar una idea hay que estudiarlas todas a fondo, y en ese proceso, alguna te convencía.

La preocupación de Abduh es la reforma religiosa y moral, sin perder de vista el movimiento de liberación de Egipto. En ese afán, colabora con los ingleses, porque ve que ofrecen progreso (libros, ciencia, conocimiento, técnica), y no todos sus compañeros de viaje le perdonan ese punto de vista. Que nadie se confunda, su idea fundamental es que el islam no pierda su esencia pero para eso hay que recuperarla como religión de la razón, es decir, ir a los ancestros (salaf, en árabe, y de ahí el término salafiyya para designar un movimiento renovador, al principio, y arcaizante, después y hasta hoy; por eso al mismo tiempo que inspirador de renovadores, Abduh lo será de los fundadores de los Hermanos Musulmanes; y también de las corrientes nacionalistas). En el islam que debate (antes de que se bloqueara ese procedimiento en el siglo IX) localiza preceptos inamovibles (los dogmas) y otros que tienen que ver con la vida social y el culto, en los que la normal original no es muy concreta, precisamente para poder ir adaptándola a los tiempos, mediante la razón, claro.


Así que no hay más remedio, dice, que modificar el sistema legal y la educación. Aprovechando su posición, intenta ambas cosas. La lista de las costumbres y comportamientos que le parece que son aceptables en el islam pondría los pelos de punta a muchos musulmanes actuales. Además, se le ocurre que el ser humano distingue de forma natural, sin revelación divina, el bien del mal y que es un crimen dejar a las mujeres en estado de ignorancia También intenta reformar el currículum de al-Azhar e incluir historia, geografía, literatura y lenguas, pero lo cierto es que fracasa. (No obstante, en el intento convenció a un joven Taha Husain —autor de un delicioso libros de memorias noveladas, Los días, reeditado no hace mucho y que, por cierto, merecería un traducción renovada y menos creativa—).

Cree que el islam, y las sociedades que se rigen por él, se han corrompido (¡y no había visto nada!) por la ignorancia de los gobernantes y los ulemas, que se dejan influir por doctrinas esotéricas (se refiere al chiísmo) o pierden su libertad de pensamiento cuando alcanzan el poder. Definitivamente, no le gusta el Imperio otomano. Él es egipcio, es decir, árabe y el panarabismo será la salvación (por si alguien creía que se le ocurrió a Nasser). Y aspira a un Egipto sin el subdesarrollo material e intelectual que hace que las reformas deba pensarlas y aplicarlas alguien con autoridad y mediante el autoritarismo; y poco a poco, para no crear fracturas sociales y hacer posible el gobierno mediante consejos locales y un gran consejo de representantes, con la participación de una opinión pública libre.  Mohammad Abduh hubiera sido el primero en ir a la plaza Tahrir a provocar una revolución. ¿O ha estado allí todo el tiempo?


PS: Egipcios -1- implicaba bastantes más egipcios, pero al ritmo que van las cosas no hay manera de seguir un catálogo tranquilo a medida que van saltando chispas; así que vamos a por lo fundamental y luego ya veremos.Aunque ahora ya quede lejos, porque ya nadie se acuerda de Túnez, Un personaje notable es Jayr ad-din Basha, al-Tunisí (1822-1889), reformador en Túnez, que cambia los planes de estudio en la Zeituna, y eso facilita la línea Burguiba y todo lo demás.

lunes, 7 de febrero de 2011

Egipcios -1-


Rifaa Rafii at-Tahtawi (1801-1873) era un imán educado en al-Azhar y destinado a enseñar en al-Azhar, pero se cruzó en su camino la decisión de Muhammad Ali de mandar unas misiones educativas a París. Ali se daba cuenta de que Egipto se quedaba atrás y necesitaban jóvenes formados. Pero mandar unos jóvenes egipcios a París era una empresa arriesgada, al menos sin un líder espiritual, alguien que velara por que no se descarriarán. Ahmad al-Attar, un magebrí  que había estado en contacto con franceses, dirigía al-Azhar y cuando le preguntaron por alguien que pudiera ir con la primera misión de estudiantes, recomendó a at-Tahtawi.

El imán llega a París en 1826. Se queda cinco años, en los que estudia una especie de bachillerato, lee todo lo que pudo, y, sobre todo, observa. Al volver convence a Muhammad Ali de que cree una escuela de traductores. Él mismo se dedicará a la traducción sin descanso, convencido que que Egipto necesita todo el conocimiento europeo. Una de las cosas que ha aprendido es que en Egipto habían gobernado grandes faraones y que su país tenía una historia larga y rica que en el resto del mundo estudiaban, pero que nadie en Egipto conoce. Entra como traductor en las escuelas de Artillería Medicina (en esta acaba impartiendo clases de anatomía). No tiene límites, quiere saber de todo y escribir, para que los egipcios puedan aprender. Tras cuatro años semiproscrito en Sudán, vuelve, ya con Ismaíl  como jedive del Imperio otomano,  lo nombran asesor del Gobierno en materia de educación, En ese periodo hace que la imprenta estatal publique los clásicos árabes (como Ibn Jaldún).

Dice at-Tahtawi que el islam es compatible con la sociedad contemporánea. Cree que el sistema de gobierno ideal es una autocracia limitada por la sharíaa, la cual debe adaptarse a los tiempos, y entiende que debe haber separación de poderes, si bien piensa en algo más parecido a los estamentos medievales que a Montesquieu; los ulemas deben ser un contrapoder del rey y deben conocer los saberes modernos para poder adaptar las leyes. El asunto socava los cimientos del sistema porque implica reformar las instituciones educativas islámicas, empezando por al-Azhar, de donde él ha salido y que es (entonces y después) paradigma del inmovilismo. Propone una sociedad inspirada en los científicos (había trabajado unos años en los sistemas de irrigación del Nilo). Defiende la libertad individual de acción y de empresa y una justicia basada en la equidad y en la aplicación de leyes justas.

Impresionado por la sociedad europea, es partidario de una idea decimonónica del progreso (producción y acumulación de riquezas) motivado por el patriotismo, que es la base de las virtudes políticas; ese progreso requiere que los ciudadanos crean en las virtudes sociales y las practiquen; y a eso solo se llega por la educación, en la que hay que incorporar los nuevos conocimientos. El problema de las sociedades islámicas es que han perdido tales virtudes por culpa de gobernantes corruptos. Propugna una enseñanza primaria universal porque, afirma, una persona que sabe leer y escribir puede estudiar, aprender las innovaciones que atañan a su oficio y mejorar en él, no importa lo simple y humilde que sea. Además, el pueblo debe participar activamente en el proceso de gobierno, pero para eso debe estar educado. También cree que las mujeres deben educarse, porque una mujer está capacitada para trabajar, pero para eso necesita estudiar, y porque así educará mejor a sus hijos.

Anteayer, el portavoz de al-Azhar, dimitió de su cargo. Quería ir a la plaza at-Tahrir a manifestarse contra el régimen y por la libertad del pueblo egipcio, pero era su postura personal y no la de la institución, si bien quiso insistir en que el islam prohíbe toda forma de injusticia. Se llama Muhammad Rifaa at-Tahtawi y es descendiente de aquel imán que fue a París.

PS: El libro donde relata su experiencia en París es Tajlis al-Ibriz fi Taljis Bariz (versión en inglés: An imam in Paris) y aunque su prosa puede resultar un poco pesada para el gusto occidental, resulta casi tierno ver a ese hombre admirado porque todas las calles tengan alcantarillas o por los muebles y paredes pulcros y cuidados de las casas). 
Las transliteraciones de los nombres y otros términos árabes de esta entrada son una simplificación que busca la similitud fonética con el original al ser leídas con el valor fonético de las letras en español.

lunes, 31 de enero de 2011

La violencia y la burla




Desde hace años los cibercafés del mundo árabe están llenos de chavales (y chavalas, por si hace falta aclararlo). Amman, Rabat, Damasco, Alejandría, El Cairo están llenas de cíbers; y también Moroni, Tetuán, Sanaa, Niamey y Nuackchot. Hay una o dos generaciones de árabes que han descubierto el mundo a través de Internet. Algunos lo usan para relacionarse con el chico o la chica que les gusta saltándose unas normas sociales que les impiden hablar libremente por la calle con personas de otro sexo; otros buscan comunidades islámicas para compartir su visión de la religión, otros juegan y trastean. Sí, se han saltado un paso, ese en el que la gente se cultivaba en los libros y ganaba experiencias viajando. Tampoco saben que una vietnamita no solo es una mujer de Vietnam ni esconden panfletos bajo el colchón. Pero saben que hablar con el mundo y contar lo que pasa y lo que están haciendo es la clave.

Es emocionante seguir los grupos de facebook, como Todos somos Jálid Saíd (es más activo en la versión árabe, pero saben que es importante mantener una versión en inglés) o Nawaat, que también está en facebook. Es emocionante ver como han sorteado los intentos de colapsar las comunicaciones, como circulan los consejos para defenderse de la policía en las manifestaciones o como se organizan para no verse implicados en pillajes y saqueos que nada tienen que ver con ellos. Y ver que han ido desarrollado lenguajes, y escriben en inglés, en árabe formal o en dialecto, con alfabeto árabe o con letras latinas a las que añaden números que "transliteran" los fonemas árabes sin equivalentes en aes, bes y erres; como sea, pero hablan y se dan ideas y comparten visiones e información.

Mujabarat (mukhabarat, مخابرات) es una palabra que inquieta en todo el mundo árabe (alude a los servicios de información del aparato de Estado); cuando alguien la pronuncia en voz baja en un café y dirige la mirada con disimulo hacia una esquina, los que la oyen cambian de conversación. Pero parece ser que no andaban mucho por los cíber. Los jóvenes sí, y se han cansado de que su mundo se reduzca a la pantalla de un ordenador.  Y han descubierto una nueva manera de hacer caer dictadores; la más parecida a la ideada por Albert Cossery  (escritor egipcio en francés) en La violencia y la burla, que consiste en ridiculizar al tirano: hace tiempo que Mubarak y Ben Ali son grotescos (y Buteflika y M-VI y al-Assad, y Gaddafi y Saleh, y al-Bashir y...), y estos jóvenes están poniéndolos en ridículo con un ordenador. Ahora el mundo ya no tiene excusa para no saber lo que pasa allí. Por cierto, ¿quién es Catherine Ashton?

PS: Quería decir cosas de Túnez pero pensé que era mejor esperar a que las cosas se serenaran un poco. Entonces estalló Egipto. Quizá haya que esperar, pero nadie me quita esta emoción.

sábado, 15 de enero de 2011

Nunca vi Agadez



El Sahel está poniéndose difícil; para los extranjeros, para sus habitantes siempre lo ha sido. Hace días que estoy rabiosa. La muerte me enfurece. Los dos franceses secuestrados en Niamey y asesinados me han dolido y enfurecido más que otros secuestrados, quizá porque hace poco yo andaba comiendo y desayunando por el barrio de Plateau, donde los secuestraron. Ha sido AQMI, de quien dicen que no ejecuta acciones sucias directamente, sino que subcontratan bandas de las habituales en la zona, de las que siempre se han encargado del tráfico ilegal de lo que sea (drogas, personas, coches, armas). Ahora se han hecho más crueles, porque sacan mucho más provecho. Hablan de Dios, de creencias y justicia, y no saben más que de dinero y privilegios. Hay que echarse a temblar en cuanto alguien grita la palabra Dios, muy cerca siempre anda otra: muerte, y su más real y cruel realidad.

¡Ah, el desierto! Ese sí que es un territorio descarnado. Los viejos de Tamanraset, en algún momento de cierta locuacidad cuentan de cuando se hacía el correo a camello entre Tam y Agadez, y trabajaban para los franceses o para la resistencia, sin más ley que sobrevivir al desierto, y a la pobreza y a los enemigos, que nunca faltan. Ahora van (algunos) en coches todo terreno, pero es la misma vida, y pueden hablar de la miseria que muerde a los habitantes del sur de Argelia y del norte de Níger, y de cómo el petróleo, el gas, el uranio y todo lo que haya valioso pertenece a alguien que está al otro lado del mar, del de arena y del de agua, en otro continente, en otra vida. Los tuareg tenían por símbolo un árbol, el del Teneré, y un camión lo arranco de cuajo. Testimoniaba la vida dura y tenaz,  casi milagrosa, en el desierto; la tenacidad imprescindible, los seres vivos enjutos y sobrios que lo habitan. Ahora ese tronco reseco está en el Museo Nacional, junto a una sala donde se explica la extracción del uranio y la riqueza que encierra. Y a otra con restos de dinosaurios, que murieron porque ya no tenían qué comer, allí, en ese mismo desierto. Es el museo de las metáforas, aunque pueda parecer que está llenos de elementos realistas e, incluso, de realidades.

Yo me muero por ir a Agadez y a Bilma, y por recorrer los desiertos del Aír y del Teneré (valga la redundancia porque Teneré significa, en tamasheq, desierto), pero han decidido que no, en nombre de algún dios, por lo visto, y de una religión que ni conocen ni les interesa. No saben que ese dios que no se les cae de la boca dicen que dice «¡Haced el bien! Tal vez así prosperéis». Con que fueran a la mezquita aljama de Niamey a leerlo sería suficiente.

martes, 4 de enero de 2011

Hostias y vino, brochetas y birra



En las pasadas fiestas, tan entrañables ellas, me tragué una misa completa: con su introducción, su evangelio, su homilía, su eucaristía, su paso de la bandeja y su todo. Y va y me toca la celebración de la familia. Un señor vestido con una casulla blanca daba voces diciendo no sé qué sobre la familia tal como ha de ser; y luego algo de que hay que dar testimonio de la fe en Cristo. Luego se comió una hostia Y se bebió un vino.

Yo no hacía más que acordarme de estas familias entrevistas en Níger y de ese grupo del feisbuc que se llama Cambio tesoros del Vaticano por comida para África. Efectivamente, ellos no se dejan arrastrar por el mundo, van a la suya, incorruptiblemente fieles a su familia. Y sin embargo, tengo que dejar constancia de sacerdotes que no hablan de Dios si no les preguntas.

Josep Frigola vive en Niamey. Entre Burkina Faso y Níger, lleva cuarenta años en África. Habla un catalán ampurdanés con calma africana y cierta sorna. No se inmuta ante una declaración de ateísmo e incluso podría parecer que asiente cuando se despotrica contra las jerarquías católicas. Guarda la contundencia para hablar de educación. Menciona a Paulo Freire, de la necesidad de alfabetizar en la lenguas maternas además de en una lengua de alcance internacional y del derecho de todo el mundo a cierta educación básica, que no consista solo en leer y escribir, sino que debe, dice, despertar el juicio y el espíritu crítico.

A las escuelas que él coordina van alumnos entre 15 y 45 años. Acuden, si quiere, durante seis años; luego, si tienen aptitudes se facilita que sigan estudiando. Deben aportar algo de dinero (500 CFA/mes, algo menos de lo que vale una birra nigerina). Se inscriben unas 3000 personas cada año; de ellas, alrededor del 75% pasa al año siguiente, y otro 70% al tercer año. Por cierto, los maestros son musulmanes, formados para enseñar con rigor y exigencia, pero deben conocer a los alumnos, sus familias, sus costumbres, su religión, sus problemas, tener la confianza de la comunidad en la que trabajan y trabajar para ella, no para conquistarla. Josep no se plantea otra cosa. Dice, cuando se le pregunta mucho, que lo que hace da testimonio de su fe; no necesita sacarla a pasear con alharacas. Vamos acabándonos la birra y las brochetas en el restaurante de la Piscine Olimpique (es el nombre, no la descripción) de Niamey. Al salir hay un tenderete con libros de segunda mano a cuyo propietario conoce Josep desde hace tiempo; debe de ser su mejor cliente. Dice que de la pobreza solo se sale con educación y que la limosnas no llevan a ningún sitio. A él le han recortado los fondos. ¡Lástima de tesoros del Vaticano y de gasolina para el papamóvil!