domingo, 27 de diciembre de 2009

Hacia el portal de Belén


Un año más, lo de llegar a Belén está muy jodido. Claro que los turistas cristianos pasan sin problemas, van a su misa, reciben bendiciones de todo tipo, compran unos recuerdos y se vuelven a sus muy cristianos y occidentales pavos y turrones.

Mientras, en Belén, como en toda Cisjordania y toda Gaza, una vergüenza moderna en forma de muro, cuando presumimos de haber tirado los antiguos, confina y condena a la enfermad, la miseria y la muerte a los palestinos. Y si todo falla, que nadie se preocupe, ahí está el ejército israelí para ametrallar y bomardear al que quede en pie. Ayer seis más, tres en Nablús y tres en Gaza.

Dicen que las fuerzas (de ocupación) israelíes sufren mucha presión. Cierto. El Kadima, en la oposición, presiona para que el Gobierno israelí sea todavía más duro. Claro que la jefa del Kadima, partido en la oposición, Tzipi Livni, ha tenido que suspender un viaje a Londres porque se la persigue internacionalmente como criminal de guerra.

Es una lástima que a los palestinos les haya dado por vivir en Palestina, porque estropean lo que podía ser una performance estupenda que representara el cuentecito ese de un niño que nace entre una burra y un buey; luego crece y lo que parecía una historia angelical, se convierte en una o de las primeros narraciones gores de la historia; y sí, acaba mal: no se queda con la chica y encima se lo cargan. Para arreglarlo, el narrador se inventó un final inverosímil en plan y no estaba muerto, no no.

Así que los seguidores de esa historia tan fraternal andan celebrando el cumpleaños del niño. Claro que entre Feliz Navidad y Feliz Navidad, intercalan un no al aborto y un Gobierno asesino. De Israel, ni mu; los muy fariseos. Más les valía darse una vuelta por Belén, pero como pastores palestinos; Rouco y González Camino también necesitan cambiar mitra y casulla por el zurrón y las sandalias que dicen que llevaba su jefe e inspirador, allí, entre muros y soldados israelíes, a ver si aprenden el verdadero significado de palabras que tanto usan, como opresión, acoso y asesinato.

PS: El mundo occidental parece no querer entender que mientras los palestinos sufran miseria y humillación, el mundo árabe no estará en paz y los musulmanes se sentirán agredidos. No hay un solo musulmán en el mundo que no sienta las agresiones contra los palestinos como propias.
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lunes, 21 de diciembre de 2009

La decencia según Rodin

Nos han traído a Barcelona unas esculturas de Rodin. Voy  a verlas y, la vuelta, desempolvo mi cuaderno de París; no por nostalgia, sino por constatar que la mirada cambia. Me encuentro, nada más abrir el cuaderno, con una cita de Mutis: «Cada día somos otro, pero siempre olvidamos que igual sucede con nuestros semejantes. En esto tal vez consista lo que los hombres llaman soledad».  Y ya me arrepiento de haberlo abierto; esto no acabará bien.  Llego a Rodin. Parece ser que fui porque estaba en la lista de los museos que tenía que ver; de semejante muestra de ignorancia y estupidez no me acordaba. Pero resultó que me quedé patidifusa  (estupendo adjetivo) y se me ocurrieron palabras como veneración, sensualidad, ensueños, terrores dolor,  vida. Y resulta que andaba yo leyendo las Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero, los dietarios de Sánchez Ostiz y Cesare Pavese, y que volví varias veces al museo Rodin, y… es mejor no abrir los cuadernos de hace tanto tiempo.

Allí las esculturas grandes estaban en el jardín. Aquí, la Obra Social de La Caixa las ha puesto en la Rambla de Cataluña. Yo creo que ha habido algún majadero que ha pensado que como la mayoría de las esculturas pertenecen al grupo denominado Los burgueses de Calais, pues que debían ir a zona burguesa, y ¡toma! en una calle en la que, en invierno, apenas da el sol y las esculturas se ven mates, atosigadas por las sombras de los edificios, y siempre de fondo, un semáforo, coches aparcados, entidades bancarias y perfumerías de mucho copete adornadas con los muy horteras y previsibles motivos navideños; ¡ah! y la gente cargada de paquetes, claro. Es decir, nada que ver con la idea de Rodin, invocada en los paneles informativos, de que su escultura estuviera en la calle, entre la gente.  Por otra parte, las esculturas que yo vi (y lo confirmo revolviendo cajones hasta encontrar las fotos), especialmente  las de los burgueses de Calais, tenían esa capa verde del bronce que da pátina de tiempo y vida. Las esculturas expuestas son de un negro bruñido; así que o las han limpiado o no son las del museo.  Existen doce copias elaboradas por la técnica del vaciado a partir del los moldes de Rodin, y supongo que muchas más por otras técnicas.

Y a pesar de todo eso, impresionan y conmueven. Rodin era un genio (otra cosa es que fuera un hijoputa que martirizó y eclipsó a Camille Claudel todo lo que quiso y un poco más, hasta apoderarse de parte de su trabajo). Las esculturas de los burgueses (habitantes del burgo) de Calais cuentan con una fuerza sobrecogedora la historia de aquellos seis hombres.  Solo que Rodin, por más de una razón y con su genialidad estilística y expresiva, los representó en círculo, con posiciones muy concretas, y es esa composición y la dirección de sus miradas una de las claves de la fuerza y una de las metáforas de de la historia de esos hombres. Pero La Caixa ha decidido colocarlas como para verlas al decuido mientras se salta de tienda en tienda, para que alegren el paseo navideño de los burgueses de aquí, sin más explicación de la historia ni del significado.

En septiembre de 1346. Eduardo III de Inglaterra asediaba el puerto francés de Calais. Un mes después y tras intentar varias soluciones comunitarias y comunales, el alcalde propuso a los sitiadores entregar la ciudad si dejaba libres a sus  ciudadanos. El inglés se negó, ¡le iban a poner condiciones a él! Sus propios hombres le hicieron ver que ya estaba bien y aceptó ceder pero dando un último golpe de autoridad: exigió que seis notables de la ciudad se humillaran ante él, sin más vestimenta que una camisa, con una soga al cuello y las llaves de la ciudad en la mano.

Ante la desolación de los habitantes convocados por el alcalde, Eustache de Saint-Pierre, uno de los vecinos más ricos de la ciudad, fue el primer en ofrecerse. Lo siguieron Jean d'Aire, Jean de Vienne, Jacques y Pierre de Wissant y Andrieu d'Andres. Se presentaron ante el rey inglés, el muy miserable ni la cuerda para ahorcarlos quería poner. Los caballeros británicos intercedieron conmovidos por la nobleza de los seis burgueses de Calais, y hasta la reina intervino. A Eduardo III, ante el desprecio de los suyos, no le quedó más remedio que liberarlos.

Así que la escultura de los burgueses de Calais cuentan la historia épica de un pueblo, personificada en seis de sus ciudadanos, que piensan en la sociedad, en sus vecinos, en los demás, sin afán de heroísmo ni asomo de testosterona gilipollas, y eso en el siglo xiv, cuando todavía no se llevaba la ilustración ni el marxismo ni la solidaridad; es decir, solo por decencia.  Y esa palabra, en la semana en que la cumbre de Copenhague se ha resumido en fracaso y codicia, expresa todo su significado: Dignidad en los actos y en las palabras, conforme al estado o calidad de las personas.

PS1: El mismo día que yo ando pensando en Rodin y en los burgueses De Calais, me hacen pensar en Guzmán el Bueno, y me doy cuenta de que su hazaña es casi contemporánea de los hechos de Calais. Pues si hay que elegir héroes nacionales, yo me pido los de Calais.
PS2: El pensador todavía queda más ridículo entre coches y paquetes de regalo; aun así, siempre es un placer y una sugerencia observarlo.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

El olvido mata


Médicos sin fronteras lanzan una campaña cuyo lema es demoledor: «Enfermedad del olvido. La padecemos aquí, la sufren allí», y nos enseñan un mapa desgarrador, aunque no sorprendente. ¿Dónde están los enfermos olvidados? ¿Por (no tener) qué ridícula cantidad de dinero muere alguien?

Aquí nos sobra todo. Pues con una ínfima parte de lo que nos sobre, y sin movernos de casa, hay gente que puede vivir
  

domingo, 13 de diciembre de 2009

Desvergüenza patológica

Blair está enfermo, muy enfermo. Creo que las unidades psiquiátricas de todos los hospitales británicos deberían aunar esfuerzos para curarlo. Incluso todos los psiquiatras europeos, habida cuenta que ese desvergonzado criminal anda en misiones de paz en nombre de todos nosostros, ¡hay que joderse con el sarcasmo!

Después de haber satisfecho su egocentrismo y su soberbia y de haber ganado una cantidad nada despreciable de pasta, podía estarse callado; esperar que se sienta culpable de asesinato y se arrepienta de su estupidez y su maldad es demasiado pedir. El miserable mal bicho da una entrevista en la que dice que no se arrepiente de nada y que no cambiaría ninguna de sus decisiones, pero que admite que debió buscar otra razón para invadir Irak que aquella patraña de las armas de destrucción masiva. También dice que la fe (cristiana) le dio fuerzas para tomar esa decisión en la soledad del poder.

Para soledad la de los ochenta y seis muertos y ciento cincuenta y nueve heridos de anteayer. Sí anteayer, 12 de diciembre de 2009, y escribo la fecha completa por si alguien no recuerda que la guerra civil, que sufren los iraquíes desde la invasión del país en 2003, sigue viva. El 25 de octubre en otra serie de coches bomba murieron, al menos ciento cincuenta y cinco personas y hubo alrededor de 500 heridos; y en agosto… y en junio…

No, no es cuestión de números. Es cuestión de vergüenza. De lo que valen los muertos, las víctimas de las humillaciones, los heridos y los condenados a sufrir según donde estén. Y de sentir, al menos, dolor por la ignominia, y hasta un poco de culpa, que todos chupamos petróleo. Y de no olvidar, y de no aburrirnos del dolor ajeno y lejano.

Pero todo eso no va con Blair. En la crisis de Gaza de diciembre de 2008, Blair era enviado europeo par a Oriente Próximo (aunque el nombre del cargo no lo mencione, se supone que lo envían para buscar una solución que conduzca a la paz) pero decidió que debía pasar las navidades con su familia en Londres y asistir a la inauguración de una tienda de Armani; ¡y va a importarle lo que hizo en 2003! Es lo que tiene la desvergüenza crónica y aguda.

PS: Los adjetivos que adjudico a Blair son aplicables a Bush y Aznar, y aquel Durao Barroso que asomaba la patita en las Azores y ahora preside la Comisión Europea sin atisbo de rubor suyo... ni de ningún europeo, por lo que parece.
Después de escribir esta entrada veo que Ramón Lobo habla de lo mismo con menos rabia y mas argumentación.

domingo, 6 de diciembre de 2009

 
Calle de los besos, en Barcelona. Hay rincones en esta ciudad que resarcen de las horteras luces navideñas.
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sábado, 5 de diciembre de 2009

Lo que se (des)aprende leyendo

Pablo Giomi ha ganado la fase española del Concurso Hispanoamericano de Ortografía, que no es poco. Ha ganado a otros muchachos de diecisiete y dieciocho años, pero habría derrotado a muchos adultos cuya profesión exige que escriban mucho: escritores, redactores, publicistas, periodistas, maestros, etc. Y no, el muchacho no quiere ser escritor. Pablo quiere estudiar Ingeniería Química y se le pasa por la cabeza dedicarse en algún momento a la política, ya que le preocupa la situación de su país, Argentina, y su actual derrota (en el sentido marinero) peronista. Para hacer más rico y complejo ese entramado de ciencias y letras, y completar su singularidad, práctica la esgrima, deporte al que se dedican personas (estadísticamente) raras.

Así que Pablo es uno de esos jóvenes —que cuando sean adultos dirigirán el mundo donde viviremos los que ya seremos ancianos— que no sale en los periódicos por conducir sin carnet ni por grabar palizas con el móvil ni por hacer botellón salvaje, que no gritan ni insultan a sus padres ni se pasan el día en el messenger hablando de banalidades… No, todos los jóvenes no son iguales; una obviedad, ya que no todos los adultos somos iguales, y no parece probable que nos diferenciemos de repente a partir de los veinte años.

Parece que lo que ha determinado la destreza de Pablo con el vocabulario es la lectura. Lee desde muy pequeño y confiesa que aunque quedaría mejor decir que el primer libro que lo entusiasmó fue El Quijote, fue Harry Potter. Siempre se ha dicho que a escribir (y a hablar) se aprende leyendo, pero tal como salen los textos publicados hoy en día la cosa se pone difícil. Si en los best-seller, esos libros que leen millones de lectores, hay faltas de ortografía, si los periodistas no distinguen entre deber y deber de y si los profesores confunde escuchar con oír, es difícil que los chavales aprendan ortografía, sintaxis y cualquier disciplina relacionada con la lengua.

Las editoriales y los medios de comunicación son empresas, sí, pero, ¿desde cuándo ganar dinero exige tratar mal la materia prima que proporciona las ganancias? La prensa escrita empieza a pensar en cobrar por sus contenidos en Internet. Hay artículos y periodistas que no quiero leerlos ni que me paguen a mí; primero que invierten en aprender a escribir. Y los editores ya andan pidiendo que se castigue a quien, en el futuro, se descargue los libros; esos que nos venden a veinticinco euros a pesar de que están llenos de taras en forma de anacolutos y solecismos.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Islam, islams

En Suiza han votado a favor de prohibir los alminares de las mezquitas.La medida es inteligente de cojones (digo por contraposicion a inteligente de cerebro): prohibir los alminares es la solución para acabar con el terrorismo islamista ¿Cómo no se le había ocurrido antes a nadie? Aquí algunos (que nunca fueron a Suiza de inmigrantes y no aguantaron el desprecio de los muy neutrales suizos, esos europeos que viven de tapar las vergonzosas fugas de capital de dictadores africanos y ricachones españoles) proponen hacer lo mismo ¿Y destruimos la Giralda o qué?

Shabana Chohdry es mujer, pakistaní y musulmana, y prefiere los valores de aquí para su hija; no se sabe si piensa eso por mujer, por pakistaní o por musulmana.

Hay otros musulmanes que prefieren definirse por una manera de ver la sociedad, la democrática , pero esos nunca salen en lo periódicos, ni en los de aquí ni en los de allá, salvo algún intento raro de contar cosas, importantes, que pasan, aunque no sean escandalosas.